Desde la cumbre de mi confusión te llamo-
para saber si existís afuera de estas letras-
para saber si soy o si dejé de serlo-
Te llamo para que me abraces en las noches-
para ver televisión y conversar de nada-
Te convoco para -simplemente- sentirte-
y ese miedo de soledad que se conjura en compañía-
-más allá de mis manías-
Te invoco- pues presumo-
que llevo una mujer guardada muy adentro-
y me temo que
-quizás-
se esté muriendo-
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