Alma de vieja.
Tarde en que llueve
en gotas-poesía.
Melancolía
de Lorca y Rosales,
mientras un joven Serrat
canta lo suyo
y es del Mediterráneo.
Alma de vieja.
Pelotón de fusilamiento,
1936;
"aún estoy vivo",
grita Lorca muriendo,
mientras se desangra Granada.
Gloriosa contradicción,
el poeta
está vivo y muerto,
tan célebre y tan anónimo,
hace en una fosa
su último hogar común.
¿Quién cantará a la luna mala-maligna?
¿quién vaciará de verde que te quiero a la muerte?
Visiones de Lorca herido,
y esa certeza aplastante, Rosales:
"nunca te equivocaste,
sino en lo que más quisiste".
"Aún sigo vivo",
grita,
tan vivo como esta tarde
y me llueven letras de sangre.
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