Tener ganas de llorar es simplemente
llenar el cupo de continencias.
Del Continente a la in-continencia,
como un Cristobal Colón emocional-atravesado-travieso,
que le llora a la Reina,
le entregue sus tres carabelas,
mientras mira tres platos de trigo,
que comen tres tristes tigres.
Un fin de semana muy "Moloch"
para gritar "santo, santo, santo"
y Allen Ginsberg.
Sí.
Quien habla no sabe lo que dice.
Y el que sabe, calla.
Así es la historia de los charlatanes,
acosadores, acosadoras del prójimo/prójima
que se calla,
no por culpa;
por soberbia,
o... si es culpa,
el saber;
que se expíe en su ignorancia.
Esa vida de fantasía
que se vende,
te sonríe en las redes sociales;
y sos parte, cómplice
del que mira y calla,
sabiéndose testigo
de tantas mentiras
y de tantas
verdades a medias,
de tantas medias.
Sabiéndose una media
que jamás ondeará de un asta,
Apócrifo de me gustas
denostador de "clickeos"
en vano.
Perverso amante de su prójimo/prójima,
en tanto detractor de sí mismo,
más todo, nuevamente,
en vano.
Escritor de absurdos,
demente,
que quisiera tener
en el fin su principio,
y en el principio,
una siesta.
La verdadera.
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