Le disgustaba pensar que mirarla era como mirarse al espejo. Siempre se había sentido fea y como si no bastara con su propia-irremediable fealdad, también debía cargar con la de su gemela. Para colmo, la muy tonta parecía creerse linda y daba rienda suelta a su febril adolescencia, echando mano de colorido maquillaje, coloridos accesorios, todo aquello que no hacía más que recordarle a algún papagayo y para peor, a ella misma.
Ella contemplaba cómo su gemela se encargaba de engañar a jovencitos, haciéndoles creer que era bonita, hablando y riendo mucho, tal vez, para no darles tiempo de pensar en las horribles asimetrias de su rostro. Definitivamente, su gemela vivía la vida que ella hubiese deseado para sí, si de verdad hubiese nacido hermosa. Y mientras los mientras se pasaban, su vida se convertía por voluntad propia en el "mientras" de la vida de su hermana embustera y triunfadora. Mientras ella prefería retraerse, pasar inadvertida, que no la golpeara la dureza de unos ojos en su cara imperfecta.
Todo se volvía gris en ella, su ropa, la expresión plana de su voz, lo sombrío de su mirada. Prefería ignorar a su hermana, y probablemente la actitud era mutua. No sabía qué la molestaba más, si su propia fealdad, la colorinche fealdad y la mentira en que vivía su gemela; o la verdad en que se condenaba ella misma en su implacable rol de hermana fea.
Para sus padres, todo era cosa de adolescentes, etapas de pubertos: ella, su gemela, el mundo, todo les encajaba en alguna etiqueta. Mientras todo aparentase "normal", y otra vez el "mientras". También le molestaba el "mientras", y más cuando los ruidosos amigos de su hermana festejaban en la casa aprovechando un viaje de sus padres.
"Insoportable", así era ese destello de vida que le pasaba frente a los ojos. Su gemela, más amable que de costumbre, le ofrecía el alcohol de contrabando, de seguro esperando así comprar su silencio. "Qué más da", pensó, "prefiero beber a tolerarlos sobria". Vacío el vaso de una, como le había dicho su gemela. Y así lo hizo, sin parar, como si fuera su última noche, como si supiera que esa sería su última noche.
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